por fin puedo escucharte
serenamente, con bocas sonrientes que disparan desde mi piel,
desde cada poro como si fueran floreros vivientes y despiertos.
Ya hay paz entre nosotros, y ésta vez no me preocupa: estaremos conectados de todas formas.
No pretendo más el olvido, no espero más la flor; Te espero
silenciosamente,
silenciosamente,
como espero sentada en mi balcón que el aire se perfume con estelas de canela dulce;
algún día estaremos viviendo en la misma casa rodante,
el mundo
y nos daremos cuenta que estamos viviendo juntos.
Te pido que no te vayas antes que yo
que no te dejes ahogar en esta rutina violácea con huecos; no te atores; no te hundas.
Acá hay alguien que espera,
soñándote en espacios inadecuados, pero entrando en tu vida como sombra una y otra vez
tratándote de abrazar,
de alguna manera en la que no haga daño;
de alguna manera en la que no haga daño;
en la cual ni siquiera sientas que soy yo, sino el mundo el que te lo está dando.
Te pido que esperes, en algún rincón de tu interior
para poder sorprenderte, ser la que ilumine una sonrisa en la cara
algún día que nos encontremos perdidos en alguna ciudad perdida
mano contra mano contándonos la vida que no vivimos juntos
pero que algún día quisimos.