Gárgaras que no controlo provocan estallidos lunáticos en mi comunicación
tengo que pintar de nuevo todo de azul.
Agarrar esto como a una telaraña, darle cobijo a un cachorro mojado por la lluvia de verano con granizo,
trato de dejar pocos moretones en la ya dañada piel
que absorbe inconteniblemente.
Decido pasar a la odisea del pájaro verde traslúcido, recorrer el amazonas con todas sus vetas, dejando ir ese falso recuerdo de sábanas húmedas y zapatillas de segunda, gastadas como un barquito de papel que, espero; se hunda travieso en su camino ya recorrido.
Siempre la palabra,
huidiza e innoble.