"..porque nadie crea en ello, no deja de ser verdad."

26/8/12

-Retráctiles

Te hablo
sabés que te hablo a vos
desde un
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Y no puedo hacer Gala al nombre de Maga,
los dos sabemos que así no se pisan las cosas.
No hay opciones de correr hacia:
embestidura


Desde siempre
(impestad de mediciones)
nos divierte tocar, subrayar con flúor las palabras
como madejas
y enrollarnos rabiosamente sobre esos falsos señuelos
sobre todo cuando nos acercamos más al

 ya ahí está   él ~

cuerpo

tu incomprensión maligna
no mirar para el costado, pero casi
lo nuestro, una lengua creolizada, madre ausente
cuyos testigos son las intercesoras, las horribles, lanas verdes (esos vómitos de tarántula olor oliva)

Y para qué nombrarte acá, en este regazo de tinta
-como si ya no lo supieras-
cuando bien se encuentran las criaturas de todos tus poemas xilografiadas acá, 
adentro, tornando mis poros en pupilas lacustres
siendo cenit tu boca frente a mi melena de plumaje nácar aterciopelado;
No tienen lugar las escapatorias
 así como tampoco podremos pernoctarnos sigilosos ¿durante?
el tiempo;

(¿Cómo señalar con un dedo lo constantemente móvil? ¿Cómo trazar, si se convive dentro del vorágine cuadro bellezadolor, esta selva de ciudades   magnolias nocturnas: parénquima paratraqueales en bandas arrolladoras... Y no cerrar el paréntesis, porque sería incidir y creer que él realmente ha efectuado un  corte
~ y sin embargo esa parafernalia de tener que simbolizarlo de alguna forma -un durlock que emite los ecos de su compostura por toda la sala.
aunque tiremos no bajaría este telón;

Y tomar partido,

-pausa-

como siempre:
No me tires con piedras-alcachofas
   (ellas conocen del paralelo escaledáneo entre distancias y corazón)
sabiendo que ni siquiera soy parte de todo aquello que pasa adentro de ese bastión de areola;
que no puedo servirte de empenta:
-y ahí la dulce, la equilibrista: tu no pedir.

mi torpeza ya raya un título sublime y tiende peligrosamente al choque en sus dos posibles direcciones...

aunque me guste ver florecer
cuando tu canto
y navegar instantes
en nuestro tibio vapor canela.


Nietzsche

Pero no fue el sufrimiento mismo su problema,
sino la ausencia de respuestas
al grito de la pregunta:


¿PARA QUÉ SUFRIR?

Mis oídos

Si me atrevo a mirar y a decir...