Se me esparce por toda la yema de las pieles
como un líquido elíptico
una gravedad parecida a la luna
una vuelta por el mundo en el recorrido de un sólo nombre;
Y que bastara eso para la sujeción al recuerdo:
cuero de polillas anidadas de ambos lados de la sombra
la que oculta el placard, los garnuros,
la neblina del sol estrellando
sellado los portales de estos mundos:
ya no podré regresar al reverso de tu palma
mapa perverso putrefacto de esperanzas,
esas inútiles pequeñas fieras que cargan las ciudades sobre lomos
Las mariposas inversas del tiempo
se posan sobre cada uno de tus hombros sin sus brazos
sin edad,
carbonizando estarás en una esquina de la esfera
esa flotante, sin cordón umbilical que se ate a mi distancia,
para por lo menos salvarme del suicidio
constante de mis cuchillas-pestañas.
no me dejes tirada aquí
no me dejes entre sapos y gusanos
entre tanto movimiento de las bicicletas,
(los ciclistas, esos seres mentirosos
encominados a la redondez sin límites ni espera)
Atrapame en la parafernalia de mi invento,
de mi ausencia,
tu koa sobre ella.