"..porque nadie crea en ello, no deja de ser verdad."

28/7/10

La despedida

Otra noche más buscándote entre madejas enredadas de lana, lana tan suave y perfumada que ya no sabe a dolor. Ese aroma solamente me hace perderme hacia adentro, pierdo los argumentos antes tan definidos como para dedicarme a volver. Nunca debí haber penetrado el territorio de lo íntimo
 sin salvaguardar aunque sea una parte de mi fotografía en algún otro lugar oscuro, donde no pudieras tocarme nunca. Ahora que ya estoy expandida sobre la almohada, mapa abierto en cuatro direcciones interiores,
 me queda esperar solo una suave anestesia, que no será jamás suave, que no me dejará olvidarme, así como anfibio que deposita huevos y se marchan sin volver a verlos nunca más. De qué me servirán ahora los talismanes; el desconocimiento de lo cotidiano; los rompecabezas que nunca supimos construir ni destruir; lo complejo de vivir colgado en el balcón esperando palomas mensajeras, que ayuden descifrar lo que ya se ha perdido.
Cuando estoy por pegar la vuelta me miro al espejo, ermitaña solitaria en mi piel, y me doy cuenta de que ya es demasiado tarde. Ya no quisiera emprender el camino fuera de la encrucijada. 

13/7/10

(solo) Aire caliente

Esta vez
son globos de aire caliente
descienden, ascienden por
las curvaturas de mis
pesares,
 surcan cuadros imaginables (o no)
en mi espalda, controlan / o solo sobrevuelan
mis distancias,
las necesarias para olvidar:                  -me)
   El frío del amanecer
   los huecos en el pulover de mi pecho,
   las arrugas que se acumulan en mi calvicia interna,
   mis cicatrices en forma de dos ojos.

¿Y si se acaba el fuego?

Trabando amistad con algún marisco

En la inmensidad de objetos destruidos [que son el mundo],
con luz que irradia desde cada poro de tu piel,
me volves a enseñar lo perdido,otra vez caminar por sobre el asfalto opaco
            otra vez encontrarme en los bares del anochecer, sin que nada de aquello imprescindible hubiera pasado.
El infinito, con sus costillas rotas, tiende a evaporarse encima de la llanura de mi cuerpo,
estoy aspirando la rotura,
    estoy llena de astillas innombrables
en mi interior-


Pero, si me doy vuelta,
 si logara apartar mi cabeza de lo más
necesario, [ de lo que más importa];
  de lo que me tiñe de angustia,    logro ver esas facciones, esa sensación en las extremidades que me recuerdan al movimiento,
esas ganas de subir y bajar,
porque sí,
porque hoy salió el sol, y me aprendí a mirar, aprendiste a mirarme,
nos aprendimos a mirar;

Y me miran a través de mi (tus facciones),
tus ojos.
Ya no importa qué pasó,

YA PASÓ.

Nietzsche

Pero no fue el sufrimiento mismo su problema,
sino la ausencia de respuestas
al grito de la pregunta:


¿PARA QUÉ SUFRIR?

Mis oídos

Si me atrevo a mirar y a decir...