"..porque nadie crea en ello, no deja de ser verdad."

15/4/12

Let Down

Es como si un polvo muy fino me entrara poco a poco por los ojos cerrados, las orejas hipersensibilizadas, llenándome de colores híbridos con cada ola. Poco a poco mi cuerpo se entumece, y se va transciendo y ya no soy yo quien canta, o quizás sí, pero en todo caso mis límites de desbordan y comienzo a navegar entre estas telas acuáticas de colores que me están contando una historia, quizás la mía también.
En el medio de tanta ciudad y su ruido que pernocta en cada esquina de hueso, bajo luces cuajadas de polillas es fácil perderse de a momentos; Pareciera que fuéramos tricéfalos, queriéndonos distanciar con mucha angustia y ansiedad del centro que nos une. Mis ojos se empañan y me cuesta recuperar ciertas nociones de tiempo y realidad (ese malecón turbio de tela de araña pegajoso e unívoca?), la empenta que lograra un quiasma perfecto entre la percepción y la silla, la casa, tu mirada pérfida bajo esas paredes de un verde maligno, el retumbe de las palabras impronunciadas que encienden velas nocturnas.

Pero razón tiene Julio, "la confusión es un término relativo" ella no es la responsable por la cual se entiende o no se entiende. Y todo el mandala que se está espejando ya dejó de ser una copia fiel de la historia que se podía haber atravesado-
 lo cierto es que se empezó a mezclar con el vino que rodó sobre la mesa y el mantel empieza a agarrar formas maníqueas.
Todos estos astros están en plena metamorfósis,  transición hacia un nuevo cuarto menguante de tí que oscurece la habitación del mundo (malecón turbio), y ésta vez es el malecón.
Conservante púrpura que ahora ya se esparce de la rotura de nuestra burbuja de amor tragicómica,
tu olor pareciera no perdurar más a través de los filtros de agua
y sin tener que ir demasiado lejos, ya en pleno frenesí de unidad con la música que me está llenado los poros de nuevos soles germinantes
me danzan en el murmullo y se borran las falsas siluetas de papel,
origami ficticio que se nace o se muere


y a bailar...

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Nietzsche

Pero no fue el sufrimiento mismo su problema,
sino la ausencia de respuestas
al grito de la pregunta:


¿PARA QUÉ SUFRIR?

Mis oídos

Si me atrevo a mirar y a decir...